Palabras de espiritualidad

La oración con la mente como señal de nuestro progreso en la vida espiritual

    • Foto: Adrian Sarbu

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Cuando la oración con la mente se pone en acción, no solamente nos alejamos del pecado, sino que también el pecado huye de nosotros, y así es como podemos alcanzar el estado de apatheia.

Mientras luchemos contra las pasiones, la oración con la mente no podrá actuar en nuestro corazón. Aunque invoquemos sin ccsar a Dios, es decir, aunque practiquemos una repetición constante de la oración, estaremos orando con la razón, no con el corazón. Sin embargo, cuando la oración con la mente se pone en acción, no solamente nos alejamos del pecado, sino que también el pecado huye de nosotros, y así es como podemos alcanzar el estado de apatheia. Con esto, las pasiones pierden su propiedad de actuar en nosotros. Es así como se evidencia la verdad de lo que dijo el Santo Apóstol Pablo: “Os exhorto a que os dejéis conducir por el Espíritu de Dios, y así no seréis arrastrados por los deseos de la carne” (Gálatas 5, 16).

Del mismo modo, el testimonio de Cristo es la señal de que la oración con la mente está activa. Cuando alguien se aleja de Cristo, no tiene la oración con la mente. Cuando los mártires sufrían los tormentos, se hallaban en un estado en el que podían ver a Dios, estado cuyos primeros niveles comprenden también la iluminación de la mente, es decir, la oración incesante en el interior. Pero los cristianos que fueron juzgados y prefirieron negar a Cristo, fueron echados de la Iglesia, haciéndose necesario que siguieran un nuevo tratamiento de contrición, para unirse nuevamente a la Iglesia y volver a ser miembros suyos. Después de cumplir con el tratamiento, se les impartía la Santa Crismación. ¿Por qué? Porque la renuncia a Cristo significaba también que no habían practicado la oración de la mente y no habían alcanzado la iluminación de la mente. La unción con el Santo Crisma, llamada en latín confirmattio, era la certificación de haber alcanzado la oración con la mente.

(Traducido de: Mitropolitul Hierotheos Vlachos, Boala și tămăduirea sufletului în Tradiția Ortodoxă, Editura Sophia, București, 2007, p. 158)