La oración ininterrumpida es simple: significa vivir con Dios
Entendida así, la oración es la ciencia de las ciencias y el arte de las artes. El material del que ora es el mismo hombre vivo; él lo crea con su oración, le da forma y belleza: primero en sí mismo y después en los demás.
De los Santos Padres hemos aprendido que por “oración” no debemos entender sólo esas que recitamos en determinados momentos: por la mañana, antes de comer, antes de acostarnos, etc. Para ellos, la oración es una incesante, haciendo de nuestra vida, una vida en oración. El mandato, “¡Oren sin cesar!” (I Tesalonicenses 5, 17) debe ser entendido así.
Dicho lo anterior, debemos comprender que la oración es la ciencia de las ciencias y el arte de las artes. El alfarero trabaja con arcilla, con pinturas, con sonidos o palabras; les da forma y belleza de acuerdo a su talento. El material del que ora es, sin embargo, el mismo hombre vivo; él lo crea con su oración, le da forma y belleza: primero en sí mismo y después en los demás.
(Traducido de: Tito Colliander, Calea Asceţilor, traducător Preot Dan Bădulescu, Editura Scara, Bucureşti, 2002, p. 44)