La oración profunda
Lo principal es tener una conciencia pura. Porque la Gracia de la oración es la de la unidad sincera con Dios.
La oración profunda, la oración incesante y las demás manifestaciones del don de la oración, son frutos de la Gracia. Nuestro es el esfuerzo, según nuestras capaciadades, pero lleno de fervor y constancia. La Gracia es quien nos concede la oración que buscamos.
Vendrá el momento y nos la dará. Sólo debemos evitar descuidarla, sino seguirla buscando con celo y hacer todo lo posible en obtenerla. Para esto, lo principal es tener una conciencia pura. Porque la Gracia de la oración es la de la unidad sincera con Dios. Y, uniéndonos a Dios, nada impuro podría ya sobrevenirnos.
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Sfaturi înțelepte, Editura Egumenița, pp. 324-325)