La oración que impide que nuestra mente deambule sin sentido
La oración es algo bueno, es una cosa de los ángeles. Al practicar la “Oración de Jesús”, tienes que valerte de los dedos de tu mano izquierda.
El padre practicaba sin cesar la “Oración de Jesús” y se esmeraba en enseñársela a las monjas, explicándoles cómo hacerla: al inspirar, hay que decir: “Señor Jesucristo, Hijo de Dios”, y, al sacar el aire: “ten piedad de mí, pecador”. En cierta ocasión, al bendecir la cuerda de oración de una hermana, le dijo a esta:
—La oración es algo bueno, es una cosa de los ángeles. Al practicar la “Oración de Jesús”, tienes que valerte de los dedos de tu mano izquierda. ¿Cómo? Acerca el pulgar al meñique y repite diez veces: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí, pecadora”. Después, sigue con el dedo anular, y así sucesivamente con el resto de los dedos. Haciendo esto, te harás un hábito de la oración. Con todo, la mente tiene que ser introducida y concentrada permanentemente en las palabras de la oración. De lo contrario, deambulará por cualquier parte, extraviándose.
(Traducido de: Sfântul Lavrentie de la Cernigov, Viața, învățăturile și minunile, Editura Credința strămoșească, pag. 9)