La oración que todos podemos practicar
Cualquier persona puede, en donde quiera que esté y en sus propias circunstancias, invocar y repetir sin cesar el Nombre de Cristo.
La oración con un solo pensamiento se puede elevar en cualquier momento, lugar o circunstancia, y en todas las formas de nuestra vida comunitaria o particular. Esta oración no está vedada a quienes viven en el mundo (laicos), tal como erradamente sostienen algunos, aunque usualmente es practicada con más asiduidad entre los monjes.
Cualquier persona puede, en donde quiera que esté y en sus propias circunstancias, invocar y repetir sin cesar el Nombre de Cristo. ¡Quisiera provocar ese amor en ustedes! Inténtenlo, y pronto gustarán de los frutos de esta labor.
(Tracudido de: Gheronda Iosif Vatopedinul, Dialoguri la Athos, Editura Doxologia, p. 95)