La oración que une mente y corazón
Tal como un hombre que regresa del extranjero y se llena de júbilo al ver a su esposa y a sus hijos, así también nuestra mente se llena de un gozo indescriptible cuando se une con el corazón.
Todos sabemos que el aire que inspiramos va de los pulmones al corazón. Entonces, siéntate, concéntrate y dirige tus pensamientos por las vías de tu respiración; fuérzalos a entrar junto con el aire inspirado, llegando hasta el corazón y, guardándolo allí, no lo dejes salir, sino que ofrécele estas palabras santas: ‟¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí!”. Y haz que las repita día y noche.
Con el tiempo, tu misma mente se acostumbrará a encontrar en ese lugar alegría y no tristeza, y deseará permanecer allí. Tal como un hombre que regresa del extranjero y se llena de júbilo al ver a su esposa y a sus hijos, así también nuestra mente se llena de un gozo indescriptible cuando se une con el corazón.
(Traducido de: Tito Colliander, Calea Asceților, traducător Preot Dan Bădulescu, Editura Scara, București, 2002, p. 76)