La Ortodoxia es la única realidad del hombre
“La Ortodoxia no convence, sino que seduce”. Te atrajo... y ¡listo! sedujo tu corazón. Esta es nuestra arma más grande. El amor que puede seducir, porque el hombre es imagen de Dios. Y sabemos que “el amor nunca muere".
El criterio de la verdad se revela al corazón, por medio de una palabra única dirigida a ese corazón. En verdad, Dios tiene una conversación íntima y personal con cada corazón.
Cada persona debe descubrir, a través de la oración, a través de la palabra, qué es la verdad y por qué esta es la verdad.
Personalmente, tuve una experiencia que no sé cómo describir... fue como una apertura, una iluminación, cuando entendí que la Ortodoxia no es otra cosa que la misma naturaleza del hombre.
Sí, el hombre es ortodoxo por naturaleza, sin importar si es chino, libio, africano, “piel roja”, etc. No importa de dónde provenga, que por naturaleza es ortodoxo.
La Ortodoxia es la única realidad del hombre. Está en la naturaleza del hombre.
Hace muchos años visité el Santo Monte Athos, y me entusiasmó mucho el recibimiento que me dieron los monjes de allí. ¡Qué hospitalarios! ¡Qué comprensivos! Y le dije a uno de ellos: “No importa a dónde me dirija, a qué monasterio entre, qué ermita visite, o con quién me encuentre, porque me parece que todo esto lo conozco desde que era niño”. ¿Qué me respondió aquel monje? “Nosotros, los ortodoxos, nos amamos desde antes de conocernos”.
“La Ortodoxia no convence, sino que seduce”. Te atrajo... y ¡listo! sedujo tu corazón. Esta es nuestra arma más grande. El amor que puede seducir, porque el hombre es imagen de Dios. Y sabemos que “el amor nunca muere".
(Traducido de: Mărturii ale monahului Rafail Noica, celălalt NOICA, Editura Anastasia 1994, p.40, p.45, p.55, p.113)