La paciencia, signo de los que siguen a Cristo
Viendo cuántas bondades nos ofrece la paciencia, no perdamos el coraje cuando las aflicciones vengan a azotarnos, por grandes que estas sean.
Viendo cuántas bondades nos ofrece la paciencia, no perdamos el coraje cuando las aflicciones vengan a azotarnos, por grandes que estas sean.
No olvidemos, además, que los santos, los profetas, los apóstoles, los mártires, los venerables y los justos no llevaron una vida tranquila y sin sobresaltos, llena de placeres, bienestar, honra y poder, sino de pobreza, necesidad, tristeza y dolor, de desprecio, vejámenes y tormentos, finalizada con una muerte oprobiosa.
En todas las épocas, los hombres de Dios —quienes han sabido cumplir con Sus mandamientos y vivir según Su voluntad— han recibido flechas, pero se han salvado por medio de la paciencia.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Problemele vieții, Editura Egumenița, Galați, 2007, p. 274)