Por dudoso que esto les parezca a los incrédulos, nosotros afirmamos que por medio del corazón podemos percibir ciertas palabras como inspiradas por Dios. Y esto es algo que no solamente está al alcance de los santos.

Por ejemplo, también yo, como muchos más, no sólo una vez he vivido esto, con una intensidad especial y una profunda emoción espiritual. Leyendo o escuchando las palabras de la Santa Escritura, me he sentido lleno de un sentimiento sobrecogedor, que me afirma que estas palabras provienen de Dios, dirigidas directamente a mí. Son palabras como truenos, atravesando mi mente y mi corazón cual relámpagos.

Inesperadamente, frases enteras parecen hablarme directamente a mí —en el contexto de la Escritura—, llenas de una refulgente luz, grabándose para siempre en mi conciencia. Y, cada vez, estas frases como rayos, verdaderas palabras de Dios, han sido, en aquel momento, la más importante y necesaria inspiración, consejo e incluso profecías que más tarde habrían de cumplirse. Su fuerza muchas veces ha sido colosal y estremecedora, imposible de compara con cualquier influencia psíquica.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Puterea inimii, Editura Sophia, Bucureşti, 2010, pp. 30-31)