«Espero que no olviden esta interesante paradoja de la convivencia.

La convivencia correcta contiene siempre un porcentaje real de la vida personal que encaja con cada uno en la pareja. Esa dosis de vida personal mantiene y tonifica el vínculo que hay entre ustedes, que es la unidad de su matrimonio. En otras palabras, cuando sientan la necesidad de un poco de libertad, mientras más libres permanezcan el uno ante el otro, sin enfadarse, más libres serán de compartir su plenitud el uno al otro.

Los mejores psicólogos aseguran que el equilibrio espiritual depende —en gran parte— de la capacidad de la persona de descubrir su verdadero “yo” y de revelárselo al menos a otra persona. Las parejas juiciosas reconocen esta verdad y empiezan a tiempo a abrir esos “caminos de doble vía” en su relación matrimonial».

(Traducido de: Charlie W. Shedd, Scrisori Caterinei, Editura Bizantină, București, p. 24)