Palabras de espiritualidad

La paz en el corazón al salir de la iglesia

  • Foto: Tudorel Rusu

    Foto: Tudorel Rusu

Así es como sales de la iglesia, lleno de esa paz que te hace resplandecer a donde vayas. ¡Y es que ahora llevas a Cristo en tu interior!

—¿Has asistido alguna vez a un concierto de música sinfónica?

—Sí, padre. Esa clase de música me tranquiliza mucho.

—¿Hubo alquien que se haya puesto a hablar durante el concierto? ¿Verdad que no? Creo que todos callaban, para no interrumpir la ejecución de la pieza en el escenario… ¡Bien! ¿Qué es más valioso, el sonido de la música, que te tranquiliza, o el hálito del Espíritu Santo, que salva? Si el rey o el presidente te invitan, llamándote por tu nombre para darte un obsequio, ¿les darías la espalda y les responderías “¡No quiero!”. Porque a Cristo, Quien se sacrifica por amor a ti, le vuelves la espalda y empiezas a susurrar. ¿Y cuál es el don que Él te ofrece? ¡A Sí Mismo! ¡En la iglesia debemos callar y hablar únicamente con Dios! ¿Entiendes? Si lo entiendes, es tu deber sensibilizar a otros fieles que también ignoran estas cosas. ¡Que el Señor nos conceda las fuerzas para participar de Sus dones! Porque tanto el sacerdote como el creyente tendrían que morir hallándose tan cerca del Misterio como del sol. Pero el Señor todo lo soporta y, ¡qué cosa tan estremecedora!, desciende a nuestra nimiedad.

Y, al decir esto, el Anciano lloraba…

—Y así es como sales de la iglesia, lleno de esa paz que te hace resplandecer a donde vayas. ¡Y es que ahora llevas a Cristo en tu interior! Te conviertes, así, en un verdadero cristóforo (portador de Cristo). “Concédenos glorificarte con santidad…”.

(Traducido de: Părintele Porfirie, Antologie de sfaturi și îndrumări, Editura Bunavestire, p. 235)