La paz que viene con el silencio
Para que podamos sentir el consuelo de Dios, necesitamos estar en paz.
Sin silencio, sin sosiego, no podemos alcanzar el consuelo divino, porque ese consuelo no viene a esa clase de mente (que habla), sino a la mente que sabe callar. Para que podamos sentir el consuelo de Dios, necesitamos estar en paz. Pero, atención: nuestra labor no consiste en encontrar el sosiego, la paz, la serenidad. Esas virtudes nos encontrarán a nosotros, si recibimos el Don de Dios. Luego, para obtener Su consuelo, necesitamos callar. Solo así nos podemos encontrar con Dios.
Solamente después de alcanzar la paz, vienen los demás dones. Sin embargo, para esto tenemos que esmerarnos y trabajar mucho… Si aprendemos a guardar silencio, descubriremos el consuelo que viene con esa paz.
(Traducido de: Monahia Siluana Vlad, Gânduri din încredinţare, Editura Doxologia, Iaşi, 2012, p. 50-51)