La presencia del Espíritu Santo en el lazo que une a hombre y mujer
Cuando, al casarse, hombre y mujer devienen en “un solo cuerpo”, si ambos son miembros del Cuerpo de Cristo, su unión es sellada por el Espíritu Santo que mora en cada uno de ellos. Y la Eucaristía es la que hace que sean miembros del Cuerpo de Cristo.
Cuando, al casarse, hombre y mujer devienen en “un solo cuerpo”, si ambos son miembros del Cuerpo de Cristo, su unión es sellada por el Espíritu Santo que mora en cada uno de ellos. Y la Eucaristía es la que hace que sean miembros del Cuerpo de Cristo.
El vínculo entre Matrimonio y Eucaristía nos es sugerido por el relato de las Bodas de Caná (Juan 2,1-11), que es un pasaje adoptado en la estructura actual de la ceremonia litúrgica del Casamiento. Este es uno de los numerosos textos del Evangelio según San Juan, en referencia al Bautismo y la Eucaristía como Sacramentos: del mismo modo en que el agua se transforma en vino, también la vida pecadora del hombre puede ser transfigurada, con la presencia de Cristo, en una nueva realidad del Reino.
(Traducido de: John Meyendorff, Căsătoria ‒ perspectiva ortodoxă, Editura Renașterea & Editura Patmos, Cluj-Napoca, 2012, p. 35)