La presencia divina en la Iglesia de Cristo
El Santo Altar, situado en el centro de la Iglesia de Cristo, es la mesa celestial, recibiendo lo que es de la tierra, para después enviarlo al Cielo, y, al mismo tiempo, recibiendo lo que es del Cielo para participarlo a lo que hay en la tierra.
En la Iglesia de Dios, las virtudes morales alcanzan la altura de la perfección, en tanto esta labor esté al alcance de las posibilidades del hombre. Iluminando su mente con el Bautismo, remodelando su corazón, el hombre —antes con una mente oscurecida y un corazón endurecido— desarrolla perfectamente nuevas virtudes morales y, con celo y abnegación, puede correr libremente en el estadio de las virtudes.
La Iglesia vino a restaurar, a re-crear al hombre, mostrándole en verdad la imagen de Dios. El Santo Altar de la Iglesia, verdaderamente celestial, es la mesa que alimenta a los fieles para la vida eterna, ofreciéndoles el pan celestial y el cuerpo celestial, el cual concede la eternidad a quienes lo consumen.
El Santo Altar, situado en el centro de la Iglesia de Cristo, es la mesa celestial, recibiendo lo que es de la tierra, para después enviarlo al Cielo, y, al mismo tiempo, recibiendo lo que es del Cielo para participarlo a lo que hay en la tierra. Este altar, que, si bien está asentado en la tierra, también está presente ante el Trono del Altísimo. Y es que el Santo Altar es algo que estremece a los mismos ángeles que revolotean en la bóveda celeste.
(Traducido de: Sfântul Nectarie de la Eghina, Studii despre Biserică, despre Tradiție, despre dumnezeieștile Taine și despre slujirea în Duh și adevăr, Traducere Laura Enache, Editura Doxologia, Iași, 2016, pp. 66)