La pureza del alma es un tesoro
Hijos míos, guardemos intacto el tesoro de nuestra pureza, para que el Señor nos ame y prepare una morada en nuestras almas.
Tal como una fragancia fuerte, aunque contenida en una pequeña vasija, perfuma con su aroma el aire y agrada no solo a quienes están cerca de ella, sino incluso a quienes están más lejos, así también la fragancia pura de las almas castas, brotando hacia afuera por medio de los sentidos, por medio de la mirada, la voz y todo lo que se puede percibir, evidencia la virtud que ocultan. Hijos míos, guardemos intacto el tesoro de nuestra pureza, para que el Señor nos ame y prepare una morada en nuestras almas. Porque en una vasija indigna, sucia y agrietada, la mirra de la Gracia no deseará permanecer.
(Traducido de: Măria Sa, Neagoe Basarab, Ediție alcătuită și îngrijită la Mănăstirea Diaconești, Editura Bonifaciu, 2013, p. 37)