Debemos saber que la raíz y la vida de nuestro pueblo, ante Dios, es la fe correcta en Cristo, es decir, la Ortodoxia. Nosotros fuimos evangelizados hace casi dos mil años, en tiempos del Santo Apóstol Andrés. Los colonizadores romanos —evangelizados a su vez por los Santos Apóstoles Pedro y Pablo en Roma— y los que también vinieron de Grecia junto con las legiones romanas, trajeron la Fe Ortodoxa. En ese entonces éramos dacios; nuestros antepasados son los dacios y los romanos, de los cuales provenimos nosotros, los rumanos. Desde entonces, desde que recibimos también la fe correcta en Dios, nuestro pueblo adquirió la vida. Hasta ese momento (nuestro pueblo) estaba muerto; vivía, sí, pero sólo con el cuerpo, porque su alma estaba muerta. La vida del pueblo rumano es la fe correcta en Jesucristo. ¡Que no se nos olvide! Como pueblo cristiano desde hace dos mil años, siempre hemos tenido nuestra propia administración y nuestra santa tradición. ¡Defendamos con firmeza nuestra Fe Ortodoxa!

(Traducido de: Părintele Cleopa, Mânca-v-ar Raiul, Tipografia Multiprint, Iași, 2002, p. 49)