La razón de la unidad de los cristianos
¡Cuánto amor deben tener entre sí aquellos que son vivificados por este Espíritu divino, que, cuanto más noble es, tanto mayor poder tiene para obrar la unidad allí donde se encuentra!
Si dices que entre los que son parientes por la carne hay unión y comunión, por tener una misma raíz y una misma sangre, común a todos, mira la unión que Pablo establece entre los creyentes: «porque todos tenemos un solo Padre, Dios; una Madre, la Iglesia; un solo Señor, Cristo; una sola Fe», la cual es una luz más allá de lo natural, de la que todos participamos y por la cual nos distinguimos de todas las naciones; una esperanza que es herencia de la Gloria, para que todos seamos un solo corazón y una sola alma. Un solo Bautismo, por el cual todos hemos nacido como hijos por adopción del mismo y único Padre, y somos hermanos. Un solo pan que se comparte, que es el santo don del Cuerpo de Cristo, por cuya comunión nos hacemos uno con Él y participamos de un solo Espíritu, que es el Espíritu Santo, el cual habita en las almas de todos los creyentes por la fe y por la Gracia, y que a todos vivifica y fortalece en esta vida.
Y si los miembros del cuerpo, aunque tengan funciones y formas distintas, se aman tanto unos a otros porque están animados por una misma alma, ¡cuánto amor deben tener entre sí aquellos que son vivificados por este Espíritu divino, que, cuanto más noble es, tanto mayor poder tiene para obrar la unidad allí donde se encuentra!
(Traducido de: Agapie Criteanu, Mântuirea păcătoșilor, Editura Egumenița, 2009, pp. 295-296)
