La razón por la cual el Señor no atiende mis plegarias está en mí mismo
Que no sean escuchadas nuestras oraciones pidiendo algún beneficio terrenal no es nada… ¡Lo verdaderamente terrible sucederá cuando el Señor no escuche nuestras plegarias implorando el perdón de nuestros pecados!
“El que cierra su oído al grito del pobre, también él clamará y no se le responderá” (Proverbios 21, 13). Y, a pesar de saber esto, muchas veces nos preguntamos: “¿Por qué el Señor no escucha nuestras oraciones?”. ¡He ahí la razón! ¿Cuántas veces no hemos cerrado nuestros oídos ante las súplicas del necesitado? Por eso es que el Señor deja de escucharnos a nosotros.
Pero que no sean escuchadas nuestras oraciones pidiendo algún beneficio terrenal no es nada… ¡Lo verdaderamente terrible sucederá cuando el Señor no escuche nuestras plegarias implorando el perdón de nuestros pecados! Y no nos escuchará, si las quejas que elevan a Él aquellos a quienes hemos despreciado o ignorado son más fuertes que nuesetras oraciones. Tenemos que hacer todo lo posible por evitar una desgracia tan grande, siguiendo el ejemplo de Zaqueo, quien por su sensata decisión escuchó al Señor decirle: “Hoy ha entrado la salvación en esta casa” (Lucas 19, 9).
(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Editura Sophia, București, p. 55)