Palabras de espiritualidad

La salud espiritual

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

La salud espiritual consiste en tener pensamientos puros, una mente luminosa y el corazón limpio, para que en él vengan a vivir, para siempre, Cristo y la Madre del Señor. Desde luego, la vida no es un campamento de verano. Tiene alegrías, como también tiene penas. Y es que antes de la Resurrección está la Crucifixión.

Padre, ¿En qué consta la salud espiritual?

—La salud espiritual consiste en tener pensamientos puros, una mente luminosa y el corazón limpio, para que en él venga a vivir, para siempre, Cristo y la Madre del Señor. Un estado permanente de alerta, junto a la constante supervisión de sí mismo y una oración incesante, ayudan mucho para obtener la salud espiritual. La oración es absolutamente necesaria para purificar el alma, y la pureza es necesaria para mantener un estado espiritual bueno.

Desde luego, la vida no es un campamento de verano. Tiene alegrías y penas. Y es que antes de la Resurrección hay que pasar por la Crucifixión. Los golpes que nos dan las pruebas son absolutamente necesarios para la salvación de nuestra alma, porque la purifican. Así como sucede con la ropa, mientras más la restregamos al lavarla, más se limpia. O como el calamar, mientras más lo golpeamos, antes de cocinarlo, más se ablanda su carne. Pensemos en un pez, bello cuando está vivo y nada en el agua, manteniendo esa belleza cuando está ya en el mercado y listo para ser comprado. Pero se hace útil sólo cuando le quitamos las escamas —aunque su aspecto experior pierda todo atractivo— para luego freírlo. Igual sucede con el hombre: cuando pierde algo de este mundo, aunque por afuera parezca que ha perdido vida, esa belleza mundana, es decir, sus “escamas”, lo que ha hecho es deshacerse de todo lo que ya le era inútil por dentro y se ha “cocinado”. Sólo entonces se vuelve provechoso.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Cuvinte duhovniceşti, Vol. II Trezire duhovnicească, Editura Evanghelismos, București, 2003, pp. 99-100)