La Santa Eucaristía, motivo de unión con Cristo
Necesitamos, aún más, redescubrir la Santa Comunión con alimento esencial que tiene la función de unirnos con Cristo, que nos hace partícipes de Su vida, muerte y Resurrección.
Necesitamos, ante todo, un verdadero redescubrimiento del sentido real de la Santa Comunión, en la Iglesia y entre los fieles, como Sacramento de la Iglesia, como acto esencial para convertirse siempre en lo que es: Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu Santo, don de la vida nueva, obra del Reino de Dios, conocimiento de Dios y comunión gratífica con Él. La Iglesia se define por medio de este “sacramento de la universalidad”: un conglomerado de individuos que se unen para formar la Iglesia, a través de la entrega como un solo cuerpo, unido en una sola fe, en un sólo amor, una sola esperanza, el Santo Sacrificio, por la ofrenda en la Santa Eucaristía “con una boca y un corazón” y con el sello de esa unidad, en Cristo con Dios y en Cristo con nuestro semejante, en la comunión con los Santos Misterios.
Necesitamos, aún más, redescubrir la Santa Comunión con alimento esencial que tiene la función de unirnos con Cristo, que nos hace partícipes de Su vida, muerte y Resurrección, como verdaderos medios de perfeccionamiento propio, como miembros de la Iglesia y, de igual forma, como formas para desarrollarnos y crecer espiritualmente.
En consecuencia, necesitamos redescubrir el verdadero sentido de la preparación como centro de nuestra vida espiritual, cosa que siempre nos revela nuestra indignidad, empujándonos a desear más y más el Sacramento de la sanación y el perdón, que nos hace amar y desear unirnos en la Gracia con Cristo, al conocer la inmensidad de Su amor por nosotros.
(Traducido de: Alexander Schmemann, Postul cel Mare, Editura Univers Enciclopedic, Bucureşti, 1995, pp. 142-143)