La sencillez y el amor conquistan cualquier corazón
Si debes decirle algo a alguien, háblale como si fueras a aprender algo de él, sin atrevimiento, sin severidad. Actúa así, y demostrándole que estás a un nivel más bajo que él, para que todos los demás conozcan lo que es la humildad.
Es mejor ser considerado lento, por no responder, a que te llamen sabio, debido a tu osadía. Es mejor ser pobre, con humildad y no rico, con artimañas. Reprende a los que te quieran inocular enseñanzas contrarias a los dogmas, con la fuerza de tus virtudes y no con la de tus palabras. Y con labios llenos de bondad —haciendo el bien— cierra la boca de los que no quieren obeceder. Regaña con la bondad de tu saber estar a los que no tienen sosiego y cierra tus oídos ante los que no tienen vergüenza.
Considérate un forastero todos los días de tu vida, en donde quiera que entres, para evitar los perjuicios del atrevimiento; cree siempre que no sabes nada, para que no te difamen, cuando los demás supongan que hablas en lugar de otros. Vive bendiciendo con tu boca y nunca serás insultado, porque la ofensa viene de la ofensa y la bendición, de la bendición. En todo lo que hagas, considérate ignorante y todo lo conocerás. No des nada que no tengas, para no avergonzarte en tu alma. Si debes decirle algo a alguien, háblale como si fueras a aprender algo de él, sin atrevimiento, sin severidad. Actúa así, demostrándole que estás a un nivel más bajo que él, para que todos los demás conozcan lo que es la humildad y para vencerlos, de tal manera que escuchen tus palabras y para que comiencen a actuar, respetándote.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Cuvinte despre nevoință, Editura Bunavestire, Bacău, 1997, p. 115)