La sonrisa
Muy por encima de la risa de felicidad y los suspiros de tristeza, está la sonrisa secreta, que calienta, pero que no quema.
Muy por encima de la risa de felicidad y los suspiros de tristeza, está la sonrisa secreta, que calienta, pero que no quema. Esta sonrisa es completamente distinta a a la sonrisa cínica y despectiva, que te congela. La sonrisa de la madre hacia su hijo enfermo y la sonrisa de un santo a los poderosos y a los débiles se asemejan a esa sonrisa en misterio y engrandecedora. ¿Qué otra cosa podría significar esa sonrisa, sino compartir la alegría de los felices y la preocupación de los tristes?
¿Qué más podría decir esa sonrisa, sino que la desmedida alegría terrenal desaparecerá pronto, cuando aparezca la tristeza, y que la abundante tristeza del mundo desaparecerá cuando venga pronto la alegría?
La necedad del hombre nos lleva a pensar en dos animales: el mono y la hiena. Debemos intentar evitar imitar la bobería del mono y la garrulería enfermiza de la hiena.
Ten siempre presente la silenciosa y cálida sonrisa, semejante a la de una madre o la de un santo, que muestra lo normal, la salud, sabiduría, piedad y eternidad. Eternidad, porque la risa y el llanto son temporales, mientras que la sonrisa nunca muere.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici Episcopul Ohridei și Jicei, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 39)