La sublime oración de la medianoche
Levántate a la medianoche y, en la paz que te rodea, dirígete con toda confianza al Soberano de todo. El sueño es dulce, sí, pero no hay nada más dulce que la oración que se hace en una atmósfera de confianza y familiaridad con Dios.
Cuando te desveles orando, no pienses en lo duro de la vigilia; más bien piensa en el provecho que esta le ofrece al alma, del mismo modo en que los atletas no ponen atención a las heridas que sufren, sino a la recompensa de la victoria. Levántate a la medianoche y, en la paz que te rodea, dirígete con toda confianza al Soberano de todo. El sueño es dulce, sí, pero no hay nada más dulce que la oración que se hace en una atmósfera de confianza y familiaridad con Dios. Cuando hablas con el Señor desde el sosiego y la soledad, cuando no hay nada que distraiga la mente, haces que Él atienda rápidamente tus peticiones.
(Traducido de: Patericul Lavrei Sfântului Sava, Editura Egumenița, 2010, p. 45)