Palabras de espiritualidad

La sumisión a Dios de un pescador, ejemplo de santificación

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

“Nuestra mente prefiere discutir con Dios, en vez de sometérsele sin miramientos”.

Es muy importante someter nuestra mente a Dios. En algún momento les conté que el padre Arsenie Boca solía decir que “nuestra mente prefiere discutir con Dios, en vez de sometérsele sin miramientos”. Aquel pasaje evangélico de la pesca milagrosa, relatado por el Santo Evangelista Lucas, en el cual constatamos la sumisión del Santo Apóstol Pedro, de hecho, marca el inicio del martirio de San Pedro. ¿Cómo? Recordemos que Simón, Andrés y otros que estaban con ellos, lavaban sus redes, listos para volver a casa, después de una noche de pesca infructuosa. Y nuestro Señor Jesucristo les dijo, después de predicar a quienes habían venido a escucharle a orillas del mar: Remad mar adentro y echad vuestras redes para la pesca”; y Pedro le respondió: “Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero ya que Tú lo dices, echaremos las redes (Lucas 5, 4-5). En ese momento, el Santo Apóstol Pedro se sometió con su mente a Dios, sin dejar lugar a dudas o discusiones.

Quien se someta con su mente a nuestro Señor Jescuristo, ese siempre saldrá vencedor. No es posible que no ocurran milagros en su vida, si se somete con su mente, en el sentido de que, por ejemplo, cuando nuestro Señor Jesucristo nos pide que perdonemos, y, aunque nos parezca que no nos conviene perdonar, nos sometemos con nuestra mente y perdonamos, después veremos el milagro de la paz de nuestra alma y el gozo que llena nuestro corazón.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Veniți de luați bucurie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2001, pp. 13-14)