La tradición cristiana y el carácter sagrado de la vida humana
Cada persona, sin excepción, tiene la capacidad de alcanzar la virtud, la santidad, y, finalmente, la deificación (theosis).
Dios es el Alfa y Omega de la vida humana. El Creador, el Salvador y la realización total de cada existencia personal. Cada individuo, hombre o mujer, fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 26‐27). Cada persona, sin excepción, tiene la capacidad de alcanzar la virtud, la santidad, y, finalmente, la deificación (theosis): la participación plena y eterna en las energías o atributos divinos. Por esta razón, la tradición cristiana hace un énfasis constante en el hecho de que la vida humana es sagrada. Esta sacralidad tiene su fundamento en Dios y es una expresión de Su amor. Ella es un don: el don de la vida y de la santidad de Dios Mismo, concedidas a nosotros sin que haya mediado ningún mérito personal. Lejos de este don, la vida carece de sentido, es absurda.
(Traducido de: Preot Prof. Dr. John Breck, Darul sacru al vieții, Editura Patmos, p. 17)