La trampa del pecado por medio de los placeres
Hermano, aprende a no caer en el engaño y examina bien todo; cuando obtengas alguna ganancia, no te limites a ver solamente ese beneficio, sino que analiza cuidadosamente todo lo que implica, no sea que detrás de lo aparente se oculte la muerte y el pecado.
Tal como los niños, al jugar en el parque, cubren con hojas y tierra las trampas que han cavado, así también el demonio cubre los pecados con toda suerte de placeres terrenales. Pero tú, hermano, aprende a no caer en el engaño y examina bien todo; cuando obtengas alguna ganancia, no te limites a ver solamente ese beneficio, sino que analiza cuidadosamente todo lo que implica, no sea que detrás de lo aparente se oculte la muerte y el pecado. Si los ves, no aceptes nada.
Una vez más: cuando te sientas inundar por el gozo y una indescriptible dulzura, no te quedes únicamente con el placer que experimentas, sino que permanece atento, no sea que, en lo profundo, oculte algo que contravenga las leyes divinas. Si es así, huye rápidamente, apártate.
Si alguien nos aconseja o nos lisonjea, si nos llena de atenciones y se comporta con gran delicadeza hacia nosotros, si nos promete honores y cualquier otra cosa semejante, examinemos bien cada cosa, escudriñemos el todo y sus partes, hasta estar seguros de que nada de eso esconde algún peligro para nuestra alma. Entonces, no aceptemos nada sin estar seguros de que lo que estamos por hacer está bien.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Diavolul și magia, culegere de texte patristice și traducerea lor în neogreacă de Ieromonahul Benedict Aghioritul, trad. din neogreacă: Zenaida Anamaria Luca, Editura Agaton, Făgăraș, 2012, p. 45)