La tristeza desmedida es el arma más poderosa del maligno
Así como un barco se hunde cuando el mar crece y las olas que lo rodean se levantan a gran altura, así también el alma, cuando se ve cercada por las tristezas, se hunde rápidamente si alguien no le tiende una mano para salvarla. La tristeza, misma que nos ayuda a expiar nuestros pecados, trae consigo la perdición, si le falta medida.
No hay arma más poderosa, en manos del maligno, que la desesperanza: por eso, él no se alegra tanto cuando pecamos, sino cuando nos dejamos llevar por la desesperación.
Permanece atento a lo siguiente: Pablo le temía mucho más a la desesperanza, que al desenfreno; sobre éste último, dijo: “De hecho se habla de inmoralidad sexual entre ustedes, y de un caso tal que ni siquiera se da entre los paganos” (I Corintios 5,1). Sin embargo, ¿quieres que te muestre cuánto le temía Pablo a la desesperanza, por ser el arma más poderosa del maligno? Cuando, luego, dijo sobre cierta persona: “Es mejor que lo perdonen y que le den ánimo...”, explicando por qué: “no sea que la pena sea más grande de lo que puede soportar” (II Corintios 2,7).
Apliquémonos, pues, en sacar nuestra alma del gaznate del enemigo, antes de que la engulla completamente. La barca se halla en medio de la tormenta y en riesgo de hundirse. Esforcémonos en salvarla antes del naufragio. Porque, así como un barco se hunde cuando el mar crece y las olas que lo rodean se levantan a gran altura, así también el alma, cuando se ve cercada por las tristezas, se hunde rápidamente si alguien no le tiende una mano para salvarla. La tristeza, misma que nos ayuda a expiar nuestros pecados, trae consigo la perdición, si le falta medida.
¿Observaste cuánta atención tuvo para elegir sus palabras? Porque no dijo, “puede que el maligno se lo lleve”, sino “puede que el maligno se lo lleve, con engaños, porque gula es desear tomar por la fuerza lo que no es tuyo”.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Diavolul și magia, culegere de texte patristice și traducerea lor în neogreacă de Ieromonahul Benedict Aghioritul, traducere din neogreacă de Zenaida Anamaria Luca, Editura Agaton, Făgăraș, 2012, p. 35)