La tristeza y la alegría del cristiano
La tristeza por Dios viene al hombre cuando este se acuerda de sus pecados y se arrepiente, elevando su clamor a Él.
La tristeza por Dios viene al hombre cuando este se acuerda de sus pecados y se arrepiente, elevando su clamor a Él. O cuando alguien se consterna por los pecados de otras personas. O cuando alguien tiene una fe encendia y ve con tristeza cómo otros pierden la suya. Pero Dios torna esa tristeza en alegría.
Así es como Pablo describe a los apóstoles y a todos los verdaderos siervos de Cristo, diciendo que son como unos acongojados que también se alegran. Se alegran, porque sienten el poder y la cercanía de Dios. Y reciben Su consuelo. Lo mismo dice el salmista: “me he acordado de Dios y me he alegrado”.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Întrebări ale lumii de azi, Editura Sofia, p. 36)