La vanagloria al hacer el bien
Cuando el hombre empieza a divulgar el bien que hace y se envanece por ello, siempre pierde ese bien que ha realizado.
Padre, ¿el orgulloso habla siempre del bien que hace?
—No importa si lo dice o no, porque siempre se ensoberbece en su interior. Hace unos días vino a visitarme cierta persona. Empezó a hablarme de sí misma, agregando una y otra vez: “Padre, todo eso lo he hecho para gloria de Dios”. E insistía: “¡Todo esto es para gloria de Dios!”. Finalmente, le pregunté con delicadeza: “¿No se trata también de tu propia gloria...?”. “¡No, como le dije, todo es para gloria de Dios!”. Entonces, empecé a entender que tal persona no había venido a verme para hablarme de algo que le estuviera proecupando, sino para relatarme sus logros, que eran “para gloria de Dios”. En realidad, todo se trataba de jactarse..
En todo caso, cuando el hombre empieza a divulgar el bien que hace y se envanece por ello, siempre pierde ese bien que ha realizado. Entonces, es inútil que se siga afanando.
(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 67)