La vida del cristiano es una lucha permanente
Es mejor ser ofendido, que ofender. Es necesario que la virtud sea perseguida, para que pueda brillar aún más.
Mantén tu equilibrio espiritual, hermano mío, y no busques la venganza.
Cuando tengas que atravesar una crisis seria en tu vida, no arrojes al suelo las armas de Cristo. Sin paciencia, nadie podría ser coronado. Ora todo lo que puedas, para que Dios te otorgue paciencia e indulgencia para con los demás.
Las cosas demuestran que haces algo bueno y por eso el demonio te ataca con tanta furia, por medio de sus sirvientes. No pierdas el valor, porque no será él quien venza, sino Cristo.
Ni siquiera puedes imaginarte lo que Cristo te tiene preparado si logras vencer al demonio.
Sin embargo, permanece atento, no sea que te agotes luchando.
Nuestros santos Padres exclamaban siempre: “¿Quieres espíritu? ¡Da sangre!”.
Es mejor ser ofendido, que ofender. Es necesario que la virtud sea perseguida, para que pueda brillar aún más.
(Traducido de: Ieromonah Iosif Aghioritul, Stareţul Efrem Katunakiotul, Editura Evanghelismos, p. 273)