¿La vida es felicidad?
La vida se convierte en felicidad cuando aprendemos a cumplir los mandamientos de Cristo y a amarle a Él.
“¡La vida es felicidad!”. Estas palabras pueden parecer extrañas, lo sé. ¿Cómo llamar “felicidad” a esta vida, si a cada paso encontramos fracasos, decepciones, amarguras? ¡Cuánto dolor soporta la humanidad! La vida, dicen algunos, no es más que trabajo, y a veces un trabajo ingrato… ¿Cómo podríamos, entonces, llamarla “felicidad”? A pesar de todo eso, insisto, ¡la vida es felicidad! La vida se convierte en felicidad cuando aprendemos a cumplir los mandamientos de Cristo y a amarle a Él. Sólo entonces vivir se convierte en una alegría, y también soportar las aflicciones. Sólo entonces vemos frente a nosotros el inefable fulgor del Sol de Justicia, el Señor.
Todos los mandamientos evangélicos empiezan con estas palabras: “Bienaventurados, bienaventurados los mansos, bienaventurados los misericordiosos, bienaventurados los que procuran la paz…”. De aquí entendemos que el cumplimento de los mandamientos nos ofrece la felicidad más excelsa.
(Traducido de: Starețul Varsanufie de la Optina, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 214)