La vida es mucho más sencilla para el que se entrega a la voluntad de Dios
La vida es mucho más sencilla para el que se entrega a la voluntad de Dios, porque aunque atraviese una enfermedad, pobreza o persecución, él sigue pensando, “Así es agradable a Dios, por eso debo atravesar todo esto, para que mis pecados sean perdonados”.
La vida es mucho más sencilla para el que se entrega a la voluntad de Dios, porque aunque atraviese una enfermedad, pobreza o persecución, él sigue pensando, “Así es agradable a Dios, por eso debo atravesar todo esto, para que mis pecados sean perdonados”.
He de decir que desde hace varios años sufro de dolores de cabeza, difíciles de soportar, pero muy útiles, porque por medio de la enfermedad, el alma se hace humilde. Mi alma quiere orar y velar con fervor, pero mi enfermedad me lo impide, porque el cuerpo que la sufre necesita paz y descanso. Le he pedido insistentemente a Dios que me sane, pero no me ha escuchado. Esto significa que mi enfermedad es provechosa para mí.
Pero, una vez, el Señor me escuchó y me auxilió con prontitud. Un día festivo, se sirvió pescado en el comedor del monasterio y, comiendo, dejé pasar un pequeño hueso, que se me atragantó. En mi atribulación clamé al Santo y Gran Mártir Panteleimón, pidiéndole que me sanara, porque ni siquiera el médico conseguía extraerme aquel hueso. Y cuando pronucié las palabras, “¡Sáname!”, recibí la respuesta en mi alma; “Sal del comedor, respira profundo y el hueso saldrá con sangre”. Y así lo hice, respiré profundamente, luego tosí un poco y un hueso grande de pescado salió expulsado, entre sangre. Entonces entendí que, si el Señor no me sanaba de mis dolores de cabeza, era justamente porque son beneficiosos para mi alma..
(Traducido de: Cuviosul Siluan Athonitul, Între iadul deznădejdii şi iadul smereniei, Editura Deisis, 1996, pp. 57-58)