Palabras de espiritualidad

La vida monástica, en pocas palabras

  • Foto: Adrian Sarbu

    Foto: Adrian Sarbu

Los Santos Padres llamaban al monasterio un “hospital”, refiriéndose a este como un lugar de sanación, una escuela para iluminar la mente, un refugio para recogerse y elevarse con la oración, buscando unirnos con Dios.

La destreza y la habilidad necesarias para llegar a ser un monje verdadero se obtienen aprendiendo, con suficiente dedicación, cómo actuar, cómo moverse, cómo vivir y cómo comportarse en el monasterio y afuera de él. Para esto, la mejor fuente son los textos de los Santos Padres. Esmerándose en todo lo mencionado, el monje podrá alcanzar, tanto para sí mismo como para quienes le rodean, el auténtico conocimiento espiritual.

Los Santos Padres llamaban al monasterio un “hospital”, refiriéndose a este como un lugar de sanación, una escuela para iluminar la mente, un refugio para recogerse y elevarse con la oración, buscando unirnos con Dios. Entonces, cada morador del monasterio tiene que trabajar en lo que le es más agradable a Él, para corresponder al llamado recibido y así obtener, en el Día del Juicio Universal, la felicidad en compañía de los ángeles y los santos, en el Reino de los Cielos, y librarse del castigo eterno. Luego, tal como los enfermos, al ser internados en el hospital, tienen que seguir al pie de la letra los consejos del médico, como tomar los medicamentos prescritos y someterse a determinado régimen alimenticio, así también, quienes entran al monasterio deben seguir atentamente los consejos de sus mentores.

(Traducido de: Protosinghelul Nicodim Măndiță, Fecioria, căsătoria, curăția și călugăria  patru feluri de viețuire creștinească, Editura Agapis, București, 2005)

Leer otros artículos sobre el tema: