Palabras de espiritualidad

La vida que vence a la muerte

  • Foto: Constantin Comici

    Foto: Constantin Comici

Translation and adaptation:

No hay piedra ni obstáculo que pueda librarte del justo Juicio de Dios. En el Día Final, cada uno se presentará ante Dios y no encontrará salvación sino en Cristo.

Hace un par de siglos, en Alemania, falleció un hombre muy opulento y conocido, cuando no había alcanzado los cuarenta años de edad. Durante toda su vida negó la existencia de la eternidad. Así, en su lecho de muerte pidió que sobre su tumba pusieran una pesada losa de granito y que el lugar fuera rodeado por un alto muro de piedra, reforzado con placas metálicas. Efectivamente, es últumo deseo fue realizado al pie de la letra, escribiéndose sobre la losa, también a petición suya: “Este sepulcro debe permanecer intacto para siempre. Queda terminantemente prohibido modificarlo”. Como podemos ver, aún después de morir aquel individuo quiso seguir enfrentándose a Dios Todopoderoso. Sin embargo, sucedió que, el día del entierro, una pequeña semilla cayó dentro de la fosa. Con el paso del tiempo, el vegetal empezó a crecer y a hacerse sitio entre las piedras, hasta salir a la luz del sol. Poco a poco, las raíces, penetrando más y más en la tierra, hicieron que creciera un enorme árbol sobre aquel mausoleo. La misma fuerza de las raíces terminó derribando el muro de piedra, rompiendo los reforzamientos metálicos y levantando la losa de granito. La vida terminó venciendo en un lugar que parecía destinado para siempre a la muerte. Y sobre esa fría tumba se alzó un bello y frondoso roble, testigo mudo de una verdad incuestionable, cual réplica a los deseos de un hombre soberbio.

Hoy en día, quienes pasan por aquel sitio observan dicho monumento funerario con un temor supersticioso. Ciertamente, no hay piedra ni obstáculo que pueda librarte del justo Juicio de Dios. En el Día Final, cada uno se presentará ante Dios y no encontrará salvación sino en Cristo.

(Traducido de: Fiecare zi, un dar al lui Dumnezeu: 366 cuvinte de folos pentru toate zilele anului, Editura Sophia, p. 43)