Palabras de espiritualidad

La vida vista como una candela que se consume

    • Foto: Tudorel Rusu

      Foto: Tudorel Rusu

Del mismo modo en que la candela encendida se derrite ante el ícono divino, también nuestra vida se acorta con cada día que pasa, acercándose a su fin.

Tenemos que aprender a ver nuestra vida como si fuera una candela, la cual está hecha de cera y pábilo, y arde. La cera es nuestra fe, el pábilo o mecha es la esperanza, y la fe y la esperanza arden al mismo tiempo, como la cera y la mecha con la acción del fuego. Una candela de mala calidad emana hedor cuando está encendida, y también al apagarse. Lo mismo sucede con la vida del pecador ante Dios.

Por eso, viendo la candela encendida, especialmente cuando estamos en la santa iglesia, tenemos que acordarnos del inicio, el transcurso y el final de nuestra vida. Porque, del mismo modo en que la candela encendida se derrite ante el ícono divino, también nuestra vida se acorta con cada día que pasa, acercándose a su fin. Este pensamiento nos ayudará a distraernos menos en la iglesia, así como a orar con mayor fervor y esforzarnos para que nuestra vida sea, ante Dios, como una candela de cera pura, que irradia una dulce fragancia y no un olor desagradable.

(Traducido de: Sfântul Serafim de SarovRânduieli de viață creștină, Editura Sophia, București, 2007, p. 8)