Hazte de mucha paciencia, porque en esta vida tendrás que enfrentar muchísimas aflicciones, La cruz no es ligera, las pasiones son muchas y duras de vencer, las tentaciones son fuertes, los demonios astutos, el mundo perverso y el cuerpo ocioso. Tú sé paciente en las tentaciones, callando y manteniendo la humildad en tu corazón. Pídele al Señor —con oraciones fervientes— que te ayude, para que puedas atravesar con facilidad y paciencia el mar de las tentaciones. Todas ellas son difíciles, todas requieren de mucha seriedad, de mucha lucha, todas demandan el don de Dios para ser sobrepasadas, todas te piden que te sacrifiques. Tú solamente sé paciente ante todo lo que Dios te envíe, porque Él lo sabe todo. Acepta las ofensas como si fueran un medicamento, ama a tus enemigos. Ora siempre por todos. Lucha, sé paciente, calla, hazte humilde, ora sin cesar. Sólo así puede que triunfes.

(Traducido de. Mi-e dor de Cer, Viața părintelui Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 106)