La virtud que reúne a todas las demás
“Ayudando, compadeciéndote, consolando y amando a tu hermano, obras también tu salvación. Mi oración consiste en darte de comer y de beber, ofrecerte donde descansar y servirte”.
Compórtate con todos lleno de amor y paciencia, mientras silenciosamente trabajas con tu alma. Tal es el misterio de nuestra vida. O, como dice en el Paterikón: “El provecho de tu hermano es fruto de tu amor. Ayudando, compadeciéndote, consolando y amando a tu hermano, obras también tu salvación. Mi oración consiste en darte de comer y de beber, ofrecerte donde descansar y servirte”. Porque el amor es, ciertamente, algo más excelso que la oración. Y es que la oración es solamente una de las virtudes del cristiano, pero el amor es el vínculo perfecto. El amor comprende a todas las demás virtudes. ¡Así es como debes actuar con quienes te rodean!
(Traducido de: Arhimandritul Cleopa Ilie, Îndrumări duhovnicești pentru vremelnicie și veșnicie, Editura Teognost, Cluj-Napoca, 2004, p. 12)