La vista del alma está en el corazón. Desde el corazón y por medio de este, la persona espiritual ve y controla toda su alma. Un corazón puro significa una visión espiritual sana. Con el auxilio de un corazón puro, el hombre ve no solamente su alma, sin también a Dios Mismo, tal como lo dicen aquellas palabras de Cristo: “Bienaventurados los puros de corazón, porque verán a Dios”

Del mismo modo en que con nuestra vista física vemos no solamente la luz, sino también el sol, que es la fuente de la luz exterior, asi también, con nuestra vista espiritual, vemos en nuestro interior no solamente los infinitos prodigios de la luz de Dios, sino también a Dios Mismo, el sol espiritual, fuente primigenia de la luz espiritual, es decir, la luz de la verdad y del amor. 

(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Sfântul Justin Popovici, Lupta pentru credință și alte scrieri, traducere de prof. Paul Bălan, Editura Rotonda, Pitești, 2011, p. 59)