Palabras de espiritualidad

La voluntad de Dios no limita nuestra libertad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Hay una voluntad “concreta” del Señor, y también otra como consentimiento.

«Dices que te someterás absolutamente a mi consejo y mi bendición, con respecto a si debes casarte o no. Pero ¿quién soy yo y qué represento? No conozco el futuro: ignoro si serás feliz o no en tu matrimonio.  Por eso es que no pretendo darte ninguna indicación definitiva, sino que prefiero dejar todo en manos del Señor.

La voluntad de Dios no limita nuestra libertad, sino que se realiza tomándola en cuenta. Hay una voluntad “concreta” del Señor, y también otra como consentimiento. Esta última tiene lugar cuando deseamos que algo suceda de determinada manera, de la forma en que creemos que es lo mejor para nosotros. Pero, cuando nos abandonamos a la voluntad del Señor y buscamos no lo que queremos nosotros, sino lo que Él desee porque nos será de provecho, tiene lugar la voluntad “concreta” y directa de Dios, útil y salvadora para nosotros. En el otro caso, el del consentimiento de Dios, no nos faltarán las pruebas y las tribulaciones».

(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 98)