Palabras de espiritualidad

Las causas de la crisis de la familia tradicional en muchos países

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Los mismos padres no proveen a sus hijos de un buen ejemplo de vida familiar. Por eso, cuando los jóvenes se encuentran con el problama de elegir a su “otra mitad”, lo hacen dejándose llevar por sus propias ideas y sensaciones.

¿Cuál es la causa del deplorable estado en el que se encuentran, hoy en día, la institución del matrimonio y la vida de familia en nuestro país, en donde antaño las tradiciones familiares eran algo fundamental? ¿Cómo se llegó al estado actual? Renunciando a las tradiciones, a las raíces. La fortaleza de nuestro país solía radicar en el hecho de estar conformado por familias grandes, dignas, con muchos hijos. Ni siquiera el comunismo pudo afectar por completo este aspecto. A pesar de tratarse de un régimen ateo, tenemos que admitir que sí existía una preocupación por la estabilidad de la nación. “Familia”, “hijos” y “hogar” eran, para nosotros, palabras tan cercanas al alma como “mamá”, “patria” y “patriotismo”. La mayoría de familias eran fuertes, seguras y felices.

Después, el comunismo se vino abajo. Y no se construyó nada nuevo; en cambio, una vez con la caída de la “Cortina de Hierro”, desde Occidente vino una oleada que trajo consigo todo eso que podía destruir o debilitar a la familia: la moda del concubinato, el libertinaje sexual, la pornografía… cosas que, en tiempos del comunismo, estaban prohibidas o eran muy limitadas. Así fue como apareció la primera generación educada en el culto al consumo, el pecado y el principio de “todo está permitido”.

Muchos jóvenes crecieron sin un ejemplo positivo y virtuoso, según el cual construir sus propias familias. Al contrario, en las familias de sus padres vieron, principalmente, cómo papá y mamá discutían todo el día, para después terminar divorciándose. Muchos ni siquiera conocieron lo qué significa tener una familia completa, porque fueron criados por mamás solteras. Este último fenómeno suele tener un efecto negativo muy pronunciado sobre los jóvenes varones, porque todo adolescente necesita tener un modelo de hombre a seguir.

Y así se fue apartando la idea de “familia tradicional”, aun a sabiendas de que las tradiciones son eso que une al pasado con el presente y el futuro. Ciertamente, fundar una familia puede ser una ciencia entera. (...)

Pero ¿en dónde se aprende cómo elegir correctamente a nuestro compañero de vida y cómo comunicarnos con él/ella, de manera que en el hogar haya paz y amor, evitando conlictos y aprendiendo cuáles son los derechos y obligaciones del esposo y la esposa? En ninguna parte. Los mismos padres dicen: “Ya tendrán tiempo nuestros hijos paa aprender por sí mismos estas cosas, cuando sea necesario”. ¡No lo creo!

Antes dije que los mismos padres no proveen a sus hijos de un buen ejemplo de vida familiar. Por eso, cuando los jóvenes se encuentran con el problama de elegir a su “otra mitad”, lo hacen dejándose llevar por sus propias ideas y sensaciones, procediendo como si nadie antes hubiera fundado una familia y ellos fueran los primeros en hacerlo. Pero es que estamos ante una de las elecciones más importantes en la vida del individuo, y de ella depende si será feliz o terminará condenándose (junto con su familia) al sufrimiento.

(Traducido de: Pr. Pavel GumerovEl şi ea: în căutarea armoniei conjugale, traducere din limba rusă de Adrian Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, București, 2014, pp. 66-67)