Palabras de espiritualidad

Las pasiones del hombre

  • Foto: Lucian Filip

    Foto: Lucian Filip

Translation and adaptation:

Si el hombre tiene en su propio cuerpo una mezcla de sustancias amargas, ¿no es esa misma ponzoña la que le quema, perturbándole y haciendo su vida miserable?

Luego, podemos entender lo que habrá de sufrir el desdichado (por parte de sus pasiones) y qué tribulaciones tendrá que enfrentar. Porque cuando alguien se quema (accidentalmente), no sabe qué es lo que le quema, qué llama y qué leño le han provocado esa quemadura. Pero si el hombre tiene en su propio cuerpo una mezcla de sustancias amargas, ¿no es esa misma ponzoña la que le quema, perturbándole y haciendo su vida miserable?

Lo mismo pasa con el alma que es presa de las pasiones. Esa pobre alma se ve constantemente atormentada por sus propias inclinaciones, pero conservando siempre el amargo recuerdo y el doloroso deleite de las pasiones, que terminan quemándole. Y, encima, ¿quién podría, hermanos, describir los estremecedores lugares y los cuerpos que sirven a semejante tormento para el alma, sin perderse? ¿Quién podría describir ese indecible fuego, la oscuridad y las fuerzas del mal, que tanto martirizan, todo eso que está descrito en las Divinas Escrituras, todo en la misma medida de las malas acciones del alma y de sus malos recuerdos?

Tal como los santos reciben determinados lugares, muy luminosos, y una alegría angélica, en la medida de sus actos, así también los pecadores son enviados a lugares oscuros, tenebrosos, llenos de terror y miedo, como ya lo dijeron los santos. Porque, ¿hay algo más terrible que esos sitios a donde son enviados los demonios? ¿Y hay algo más amargo que el castigo que reciben los que son enviados al infierno?

(Traducido de: Ava Dorotei, Diferite învăţături de suflet folositoare, XII, 3, în Filocalia, vol. IX, p. 599-600)