Las proféticas palabras de un asceta que cambiaron la vida de un joven
“¿Has venido aquí a buscar hombres santos? ¡Nunca en esta vida te dejes impresionar por el hombre, por muy santo que parezca! Porque hoy puedes aprender algo de él, y mañana te puede hacer caer en tentación. ¿Quieres una guía en esta vida? Lee la Santa Escritura y las enseñanzas de los Santos Padres, y aplícalas en tu vida”.
En 1890, el joven Juan Moroi partió con otros peregrinos a venerar el Santo Sepulcro. Posteriormente, al llegar a la cueva del venerable Jenofonte, se encontró con un santo asceta, quien le dijo lo siguiente:
—Hermano Juan, ¿has venido aquí a buscar hombres santos? ¡Nunca en esta vida te dejes impresionar por el hombre, por muy santo que parezca! Porque hoy puedes aprender algo de él, y mañana te puede hacer caer en tentación. ¿Quieres una guía en esta vida? Lee la Santa Escritura y las enseñanzas de los Santos Padres y aplícalas en tu vida, en la medida de lo posible, porque ellos jamás te llevarán a la tentación. Además, debes saber que te harás un monje en el Santo Monte Athos, pero, luego de algunos años, volverás a tu tierra natal, en donde serás sacerdote y mentor de muchos monjes, y al final de tu vida enfrentarás grandes tentaciones. Pero, si eres paciente, con la ayuda de Cristo saldrás vencedor en todo y te salvarás.
Todas esas palabras se cumplieron en la vida del padre Joanicio Moroi.
(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie Bălan, Patericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, p. 549)