Palabras de espiritualidad

Las pruebas en el camino del creyente

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

No digas: “Yo solo cumplo la voluntad de Dios. ¡Tendría que ser encomiado y reconocido por mi esfuerzo! Entonces ¿por qué sufro?”.

Cualquier labor que tenga como propósito la salvación de las almas se verá sometida, desde el comienzo, a toda clase de ataques. Inmediatamente después de que Cristo nació, se desató la fueria de Herodes. También tú, hermano, si alguna vez te haces digno de servir de cualquier manera a Dios, tendrás que sufrir mucho y enfrentarás grandes tribulaciones. Que nada de esto te asombre. No te aturdas. No digas: “Yo solo cumplo la voluntad de Dios. ¡Tendría que ser encomiado y reconocido por mi esfuerzo! Entonces ¿por qué sufro?”.

Recuerda que Cristo fue perseguido hasta la muerte, y nos advirtió: “Si a Mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Juan 15, 20). Pero también nos hizo una promesa: “El que persevere hasta el fin se salvará” (Mateo 10, 22). Si nos esorzamos en alcanzar la salvación, es imposible que nuestra alma se pierda. Dios no nos abandonará en la adversidad. ¿Qué le dijo el Señor a Pedro? “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder cribaros como el trigo, pero Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe” (Lucas 22, 31-32).

(Traducido de: Sfantul Ierarh Ioan Gură de AurProblemele vieții, Editura Egumenița, Galați, p. 22)