Palabras de espiritualidad

Las tentaciones y las pasiones que nos acechan

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Quien no sea capaz de vencer este primer frente, no podrá librarse de las demás pasiones.

El abbá Evagrio reduce las tentaciones del maligno —y de acuerdo a su clasificación hay ocho pensamientos genéricos— a tres fundamentales: la necedad del vientre/gula, la codicia y la vanagloria, y en estas tres reconoce las tres tentaciones de Cristo en el desierto: la gula, en la apetencia de ‟pan”, la codicia en la tentación de obtener ‟todos los reinos del mundo y sus riquezas”, y la vanagloria, en la búsqueda de unos milagros espectaculares. Estas tres tentaciones constituyen también la vanguardia de las huestes del demonio, detrás de las cuales se hayan preparados, en posición de lucha, los demás regimientos. Quien no sea capaz de vencer este primer frente, no podrá librarse de las demás pasiones.

Los “vínculos entrelazados” entre distintas pasiones, evidentes aquí, deben ser aclarados concisamente, porque evidencian el hecho de que estos tres males principales, comenzando por la necedad del vientre/gula, constituyen la puerta por la que suelen entrar las demás pasiones. El abbá Evagrio resume todo esto, así:

«Porque es imposible que caiga en manos del demonio del desenfreno aquel que no ha caído en las garras del de la gula; no es posible que caiga en la ira aquel que no tiene un interés desmedido por la comida, el dinero o el poder; no es posible que se libre del demonio de la tristeza aquel que carezca de todo esto, o sea incapaz de alcanzarlo...».

La “gastrimargia” ostenta, en este sentido, una posición esencial: «La primera de las naciones (paganas) es Amalec, y la primera de las pasiones es la gula» (Números 24, 20).

Detrás de este discurso simbólico se halla la historia del choque entre el pueblo de Israel y los amalecitas, la primera nación extranjera que luchó contra el pueblo de la Alianza y quiso impedirle entrar en la tierra prometida, símbolo de la salvación. Amalec se convirtió, así, en el prototitpo del enemigo del pueblo de Israel, cuyo recuerdo debía ser borrado siguiendo los mandamientos de Dios. La locura del vientre o gula es, entonces, la brecha por la cual entran las demás pasiones.

(Traducido de: Ieroschimonahul Gabriel Bunge, Gastrimargia sau nebunia pântecelui — ştiinţa și învăţătura Părinţilor pustiei despre mâncat şi postit plecând de la scrierile avvei Evagrie Ponticul, traducere pr. Ioan Moga, Editura Deisis, Sibiu, 2014, pp. 76-78)