Palabras de espiritualidad

Lo que nos hace verdaderamente ricos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Hay una sola riqueza verdadera: la riqueza del alma, la cual es un don de Cristo Rey para Sus amigos. Todo lo demás es como una risa que alegra el corazón por un momento, para después castigarlo con los tormentos eternos.

Esforcémonos con alegría, incluso hasta nuestro último aliento, para gloria de Dios. A aquellos que se afanan en cumplir correctamente con esta labor, Él les concede este espléndido don, porque Él Mismo es el Dador y el Protector de la vida. Es entonces cuando realmente tiene lugar el único, el más dulce gozo, para que el hombre tenga en su corazón la bondad divina. En esto consiste la esperanza cierta y poderosa: en el anhelo de obrar buenas acciones. Hay una sola riqueza que nos seguirá después de morir: la que juntamos con nuestra devoción a las virtudes cristianas. En esto consiste la única sabiduría, la más genuina de las artes: en imponerse todo el tiempo a las pasiones que quieren someternos. Hay una sola riqueza verdadera: la riqueza del alma, la cual es un don de Cristo Rey para Sus amigos. Todo lo demás es como una risa que alegra el corazón por un momento, para después castigarlo con los tormentos eternos que esconde debajo de ese feliz aspecto.

(Traducido de: Sfântul Maxim Grecul, Viaţa şi cuvinte de folos, Editura Bunavestire, Galaţi, 2002, p. 72)