Palabras de espiritualidad

Lo que representa para el monje el cambio de nombre al ser tonsurado

    • Foto: Bogdan Zamfirescu

      Foto: Bogdan Zamfirescu

Al que es tonsurado se le da un nombre. El futuro monje escucha su nombre por primera vez en la ceremonia de tonsura. A partir de ese momento, se siente otra persona.

El monaquismo es libre albedrío y renuncia a los bienes y valores terrenales. Al ser tonsurado, el futuro monje hace los votos de pobreza, castidad y obediencia a su padre espiritual.

Esa renuncia al mundo anterior es también una representación de la muerte: el que ha nacido a una vida nueva, recibe también un nombre nuevo. De acuerdo con las Santas Escrituras, el nombre no es simplemente una marca distintiva para la persona, sino que expresa la esencia y el sentido de quien lo recibe.

El Señor le dijo al patriarca: “Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que yo te he constituido padre de una multitud de naciones” (Génesis 17, 4-5).

Al que es tonsurado se le da un nombre. El futuro monje escucha su nombre por primera vez en la ceremonia de tonsura. A partir de ese momento, se siente otra persona.

Lo mismo ocurre en la tonsura con el análavos (Gran Esquema). Aunque los votos específicos para este grado monacal son los mismos que los de la Esquema Menor, al tonsurado se le imponen normas más severas. Y esto significa también un nuevo nacimiento, el cual viene acompañado del cambio de nombre.