Palabras de espiritualidad

Los dones de Dios y nuestra humildad

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Dios no se entristece cuando el hombre se atribuye los dones que Él le ha dado, pero evita darle más, para no perjudicarle.

Debemos estar muy atentos a no arrogarnos los carismas que Dios nos otorgó. Al contrario, lo que tenemos que hacer es agradecerle y evitar mostrarnos indignos de ellos. Al mismo tiempo, debemos sentir dolor por aquellos que no se han hecho merecedores de recibir tales dones y orar por ellos. Así, cuando veamos a alguien que tiene determinados defectos, debemos decirnos en nuestro interior: “Si este tuviera los dones que Dios me dio a mí, habría llegado a ser un santo, en tanto que yo no sólo no he aprendido a valorarlos, sino que también soy injusto ocn Dios, atribuyéndome los carismas que Él me concedió”. Desde luego, Dios no se entristece cuando el hombre se atribuye los dones que Él le ha dado, pero evita darle más, para no perjudicarle. Pero, si el hombre se deja conducir por la simplicidad y la humildad, reconociendo que los carismas que tiene provienen de Dios, Él le concederá otros más.

(Traducido de: Cuviosul Paisie Aghioritul, Patimi și virtuți, Ed. Evanghelismos, București, 2007, p. 90)