Palabras de espiritualidad

Los efectos benéficos de la oración para nuestra memoria

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

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En la humildad de la oración, la memoria reencuentra su unidad natural y primigenia.

La oración sana la memoria. En el estado decadente del hombre, la memoria no es más que un recuerdo constante de las cosas del mundo y, con esto, un impulso para olvidarnos de Dios. Así, enferma y contagiando a las demás fuerzas del alma, nos aparta por completo del camino espiritual.

O, como dice San Hesiquio de Sinaí, “Los perjuicios de olvidar pueden ser sanados solo con el cuidado de la mente y la incesante invocación de nuestro Señor Jesucristo”. Así es como la memoria termina transformándose totalmente, para convertirse, con la oración, en un proceso de olvidar el mundo y dejar de malgastar nuestros pensamientos y el recuerdo de Dios. Luego, habiendo recobrado su propósito original, puede volver a la salud. Porque la memoria, por naturaleza, es simple, y solamente el pecado, como hemos podido ver, puede dispersarla y fragmentarla en toda clase de recuerdos. En la humildad de la oración, la memoria reencuentra su unidad natural y primigenia.

(Traducido de: Jean-Claude LarchetTerapeutica bolilor spirituale, Editura Sofia, p. 309-310)