Los estragos de la mentira en el alma del hombre
La mentira es la destrucción del amor, y el juramento falso es negar a Dios.
Tal como al golpear una piedra con un trozo de metal provocamos que salte una chispa, la mentira aparece donde no hay mesura al hablar. La mentira es la destrucción del amor, y el juramento falso es negar a Dios. Ningún sabio dirá que la mentira es un pecado insignificante, porque no hay ningún otro pecado en contra del cual el Espíritu Santo pronuncie una sentencia tan terrible. Y si “pierdes a los mentirosos”, como le dice David a Dios (Salmos 5, 6), ¿qué habrán de recibir aquellos que a la mentira han sumado el juramento en falso? El hombre que le teme a Dios, se aparta de la mentira, teniendo como juez implacable a su propia conciencia.
(Traducido de: Sfântul Ioan Scărarul, Scara Raiului, Editura Învierea, traducere de Mitropolit Nicolae Corneanu, 2007, pp. 209-210)