«Realmente es encomiable ese deseo que sientes de leer libros espirituales; solamente que no debes limitarte a la simple lectura, sino que debes poner en práctica lo que vayas aprendiendo. Por supuesto, con una gran humildad. Otro aspecto beneficioso de la lectura consiste en que, viendo a qué nivel de excelsitud se puede llegar, y reconociendo tus limitaciones y debilidades, aun sin quererlo te haces humilde y atraes hacia ti el don de Dios y Su auxilio para cada uno de tus actos. Eso sí, el hecho de leer e instruirte no debe ser causa de vanidad para ti».

(Traducido de: Filocalia de la Optina. Volumul II, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2010, p. 432)